
Virgina Croatto, querellante: «Seguimos un camino colectivo»
La documentalista y realizadora Virginia Croatto, querellante en el juicio de la causa de «Contraofensiva Montonera», aseguró que los familiares de las víctimas siguieron «un camino colectivo que les permitió encontrar justicia después de tantos años», tras el fallo del Tribunal Oral Federal 4 de San Martín que esta semana condenó a prisión perpetua a cinco represores por delitos de lesa humanidad.
«Siento que después de tantos años de lucha, los familiares de las víctimas y los querellantes logramos que el Estado nos escuchara. Es muy importante que el fallo de los jueces haya mencionado que nuestros padres, madres, hermanos, y hermanas hayan sido reconocidos como perseguidos políticos», señaló Croatto en declaraciones a Télam.
Virginia es hija del exdiputado nacional Armando Croatto, integrante de Montoneros que murió en 1979, cuando había retornado al país desde el exilio para sumarse a la «Contraofensiva», un intento de esa organización de volver a combatir contra la dictadura cívico-militar en el territorio argentino.
Varios de las hijas e hijos de esos militantes que retornaron a Argentina en 1979 y 1980 para sumarse a un proyecto de resistencia popular, permanecieron en La Habana, Cuba, en una guardería al cuidado de otros integrantes de esa organización.

En base a esas vivencias, Virginia dirigió el documental «La Guardería», una historia sobre aquel lugar en el cual convivió con otros chicos del exilio y que era dirigido por su madre Susana Brardinelli.
El jueves pasado, en los Tribunales de San Martín se puso fin al debate de una causa de la «Contraofensiva», en la que se investigaron delitos de lesa humanidad cometidos por el aparato de inteligencia de la última dictadura contra los militantes montoneros que emprendieron ese fallido retorno.
Cinco represores, Roberto Bernardo Dambrosi, Luis Ángel Firpo, Jorge Eligio Bano, Eduardo Eleuterio Ascheri y Marcelo Cinto Courtaux fueron encontrados culpables como coautores de los delitos de privación ilegal de libertad, tormentos y homicidio, y fueron sentenciados a prisión perpetua que deberán cumplir de manera efectiva.
En función de las limitaciones sanitarias impuestas por la pandemia de coronavirus, Virginia y otros querellantes debieron presenciar la lectura del veredicto en la playa de estacionamiento de los Tribunales de San Martín, mientras otros familiares y público en general siguieron las alternativas de esta audiencia por el canal de YouTube del sitio «La Retaguardia», que cubrió la mayor parte de este proceso oral que se prolongó durante más de dos años.

«Por la vía virtual, el juicio fue seguido por familiares y compañeros que estaban en Europa, México e Israel. Hubo muchos reencuentros a lo largo de todos estos años. Y todo eso fue muy movilizador para nosotros», apuntó Virginia.
En ese proceso oral, se analizaron crímenes en perjuicio de 94 víctimas, y sus familiares formaron un colectivo de más de 200 personas que impulsó este juicio.
Entre los integrantes de este colectivo de querellantes y familiares estuvieron Florencia Tajes Albani, Ana Montoto Raverta, Martin Mendizabal, Oscar Benitez, Joaquin Frias, Maria Jose Lujan, Maria Maggio, Benjamin Antonio, Luis Picoli, Ana Maria Avalos, Luciana Milberg, Susana Brardinelli, Lucia Presta, Carolina Romagnoli, Daniel Cabezas y Gustavo Molfino, entre otros.
«Fue para nosotros muy importante que en su alegato, la fiscal (Gabriela) Sosti haya hablado del ‘derecho a la resistencia que tienen los pueblos’ ante las dictaduras. También quedó en claro que a nuestros padres no los obligaron a volver, lo hicieron porque estaban convencidos», remarcó Virginia.
«Eran militantes, que tenían contradicciones, miedos, pero decidieron que no podían quedarse con los brazos cruzados ante el avance de una dictadura»
La cineasta también ponderó el trabajo que realizó en el juicio el abogado de la querella Pablo Llonto, que también fundamentó en su alegato la tesis de la Contraofensiva como un hecho de resistencia a una tiranía.
Y en ese sentido agregó: «Eran militantes, que tenían contradicciones, miedos, pero decidieron que no podían quedarse con los brazos cruzados ante el avance de una dictadura».
Armando, el padre de Virginia, resultó asesinado en Munro, en septiembre de 1979, por los grupos de tareas de la dictadura, cuando estaba junto Horacio Mendizábal, un importante cuadro de Montoneros que fue trasladado herido y murió dos días más tarde en Campo de Mayo.
«En estos años, encontramos un excolimba que nos contó a mí y a Martín (Mendizábal, el hijo de Horacio) que vio los cuerpos de nuestros padres y pudimos saber cosas importantes de esa historia y de la causa. Son parte de las muchas cosas que pudimos reconstruir entre todos», indicó.
«Siento que este juicio fue un cierre de muchas cosas pero que se abrieron otras. Tenemos que seguir juntos porque otros juicios que se van a venir después de esta causa»
A lo largo de la audiencias, los integrantes de este colectivo llevaron como emblema una rosa roja, de fantasía, que fueron tejidas por Irma Ortolani que tiene 98 años y es la madre de Susana Brardinelli.
«Fue la forma que tuvo de acompañarnos. No pudo estar en el final de juicio por su edad, pero estuvo junto a mi mamá cuando tuvo que declarar. Siento que este juicio fue un cierre de muchas cosas pero que se abrieron otras. Tenemos que seguir juntos porque otros juicios que se van a venir después de esta causa», subrayó.
«Lo fundamental, para nosotros es el camino colectivo que emprendimos y nuestro crecimiento como grupo. Ir por más justicia», concluyó.