
Madryn: Los 25 bomberos y un recuerdo que es eterno
Puerto Madryn volvió a rendir homenaje a los 25 bomberos voluntarios que el 21 de enero de 1994 murieron combatiendo un incendio de campos. Pasaron 28 años pero el dolor está a flor de piel y las lágrimas en la ceremonia sintetizan la búsqueda de explicaciones a una tragedia que marcó la historia de la comunidad.
Familiares y miembros de la Asociación de Bomberos Voluntarios rindieron su homenaje al pie del monumento que los recuerda sobre la plaza San Martín, así como en el Panteón donde descansan sus restos y en el barrio Mapú Ngegú cuyas calles llevan los nombres de las víctimas. El acto empezó a las 8.30. Madres, padres y hermanos reiteraron su pedido de justicia.
La tragedia representó un quiebre en la metodología del trabajo bomberil. Se acentuó la capacitación y el perfeccionamiento para contar con personal y herramientas idóneas para combatir las contingencias de en un incendio.
Gastón Alcucero, presidente de la Asociación, manifestó: “Hago un alto para mirar en silencio, escuchar a cada uno, a sus padres, familiares de los bomberos caídos. Mi consuelo no va a cambiar un ápice de su dolor pero es cuanto puedo darle como consuelo que nunca existirá porque su ausencia hoy y siempre estará presente en sus corazones”.
Dejó clara la posición de los bomberos voluntarios de defender su vida por sobre cualquier bien material. “No se termina de entender bien que no andamos con sentimientos de amor únicamente. Funcionamos en un sistema capitalista que no elegimos y participamos con un presupuesto cierto y ese avatar de la realidad nos lleva a la capacitación, a contar con buenas y modernas herramientas entre móviles e instalaciones que construimos con aporte de la comunidad”.
Alcucero sostuvo que “algunos nos quieren hacer creer que a un campo se va a porque sí, se va a lo loco sin poncho y que hay que ir porque sí y no hay más respuestas que esa. Aclaro que nuestras políticas de hoy no son los bienes primeros. Primero están nuestros bomberos, su seguridad y, a partir de ahí, será nuestra línea de trabajo”.
“¿Alguno se anima a decirnos que podemos arriesgar y cambiar nuestras vidas por bienes? ¿O aseverar que sus bienes valen más que la vida? Lo pregunto porque algunos que nunca ponen nada, que no colaboran en absoluto, ponen el grito en el cielo, en el mismo cielo donde hoy están nuestros caídos, en una situación exactamente igual a la reciente; quieren responsabilizarnos quien sabe de qué. Actitud vil que no hará cambiar ni un centímetro nuestra postura”.
Alcucero concluyó: “Decimos nunca más a la improvisación, nunca más a la priorización de lo material sobre lo humano, nunca más a la falta de herramientas y capacitación porque lo que menos queremos es que volvamos a tener un caído en nuestras filas. Nunca más un 21 de enero de 1994”.
Ofelia Moccio, madre de un bombero caídos, expresó la necesidad de justicia. “Sin darnos cuenta, como si el reloj se hubiera detenido, ya pasaron 28 años con nuestros corazones vacíos. Pasamos días extrañándolos y pensando que, en algún momento, entrarán por esa bendita puerta por la que muchos salieron corriendo ante el llamado de la sirena”.
La madre enfatizó: “Son mil las noches donde soñamos con sus abrazos, sintiendo que nunca se fueron. Todo es muy triste porque sabemos que nada es real; son muchos los años que pasaron y aún tratamos de entender qué sucedió y sólo nos queda mirar al cielo tratando de recibir un consuelo”.
Moccio planteó que aquel 21 de enero de 1994 no hubo “racionamiento” porque “se enviaron, como en muchas ocasiones, a combatir un incendio de campo”.
“Para nosotros todos los días son 21 de enero porque nunca dejamos de pensar en ellos, los llevamos en nuestros corazones”, afirmó.
“Ojalá algún día tengamos justicia que siempre buscamos y nunca la tuvimos. Los amamos y los llevamos en nuestros corazones, destrozados por la tragedia”. Resta ahora aguardar que el pedido tenga respuesta.