
Flores, balas y transas en el submundo de las Mil Viviendas de Trelew
El martes a la madrugada robaron un growshop en el centro de Trelew. El dueño hizo circular las filmaciones en las redes. Vecinos del ámbito que se comunicaron con Jornada Web, reconocieron al sospechoso. Cómo es el submundo de los dealers que operan en la periferia de la ciudad.
“Yo lo conozco, es rati”, dice una voz del otro lado del teléfono. “Le está afanando a los pendejitos», agrega. Lo reconoció en el video se viralizó por Jornada Web; dice que tiene información reservada.
Martes a las 6 de la mañana. En Trelew no anda un alma. Un pibe ingresa al Grow Shop «Cannabica», en Sarmiento al 500, se lleva pipas, vaporizadores y todo lo que necesita para fumar. El botín supera los 1000 dólares.
El pibe tiene gorro, cara descubierta, viste una campera y pantalones deportivos; es flaco, atlético y sabe exactamente a dónde ir a robar.
El dueño, Juan Manuel Olave, asume que el ladrón “no es cliente pero tiene que ser del palo”; seguro que algún amigo le pasó la data. Sabe bien dónde buscar. Lo que no sabe es que lo están filmando.
El pibe rompe el vidrio, entra al local, busca la caja, se lleva vaporizadores y la resina que necesita para fumar.
“Acá nos conocemos todos”, dice Olave que viraliza por Jornada Web el video en el que se ve al chico robando, con la convicción de que alguien lo va a reconocer.
Olave, indigando, está en lo cierto, alguien lo reconoce. Pero en el fondo se equivoca.
El pibe tiene entre 20 y 21 años, manda a unos pibitos a preguntar al local, luego regresa y da el golpe. No es la primera vez que lo hace. Anda por la calle con una mochila donde lleva pinzas y una barreta.
Eso dicen los que lo reconocen en el video. “Son dos o tres que se meten a sacar plantas; andan cerca de la escuela de las Mil”, cuentan.
NO TAN DEL PALO
Desde hace unos años, en Trelew, al igual que en Madryn, proliferaron growshops registrados de cultivadores de cannabis autorizados por el REPROCANN, con fines terapéuticos y medicinales.
Las plantas se cultivan en espacios abiertos o habitaciones acondicionadas con todas las medidas de seguridad vigentes.
Los que son “del palo” van comprar con su carnet del REPROCANN para combatir el insomnio, el estrés y otros males o bien sobrellevar un tratamiento por una enfermedad grave.
Estos pibes no son «del palo», son «ratis» y les venden a otros más chicos en esquinas poco iluminadas para hacer una diferencia de plata e ir tirando.
Uno de los informantes dicen que lo conoce, salió de las Mil Viviendas adonde de vez en cuando va a ahí a buscar flores. «También van a comprar balas«, agrega.
Ese submundo está poblado de transas que se mueven en los sectores donde uno solo se lleva la mejor parte, «los milicos no entran» y los demás se las rebuscan vendiéndole a cada vez más pendejos.

PENDEJOS Y DEALERS
Cerca de las Mil Viviendas hay una plazoleta. Ahí se juntan a matar el tiempo. Ellos saben que cada líder maneja en un sector, reparten el negocio y la mueve más que ninguno. “Balas, flores, transas”, repiten. No conocen otra cosa.
Estos pibes, cuentan, le compran al dealer a 1000 pesos el G. (gramo) de flores de donde sacan tres porros que los revenden a 2.500 o 3000 pesos y ahí hacen su pequeño negocio. En el ambiente se sabe quiénes manejan la plata grande; lo reconocen por los autos estacionados en la puerta. Nadie se mete con ellos.
Pero este pibe -el sospechoso- no está en la pesada. “Este anda con pilcha nueva, hace poco robó una tienda de ropa en Rawson«, cuentan los que lo suelen cruzárselo.
Muchos admiten que han ido a comprar flores, algunos plantan en los patios de sus casas para consumo personal. Pero el drama para ellos no es el consumo en sí, el drama es que «cada vez caen más pendejos en la droga».
“Si vas a escribirlo, poné que vaya la Policía porque hay pibes de 10 a 15 años vendiendo, cada vez más chicos, se van al carajo”.
Fuente: Diario Jornada