Banfield, un chico que sueña con ser grande
Banfield se encuentra encasillado entre esos clubes mal rotulados «chicos» al compararlos con los cinco o seis mal calificados como «grandes» porque, en realidad, ¿cuáles son las bases o las calificaciones para una u otra categoría? ¿Los títulos ganados? ¿La convocatoria de aficionados? ¿El poderío económico?
Es que con tal o cual denominación no se ganan ni se pierden los partidos, simplemente porque dentro de la cancha son 11 contra 11 jugadores que entregan lo mejor en cada partido en pos de la victoria. Así lo demostró Banfield para llegar, con sobrados méritos, a la final con Boca Juniors por la Copa Diego Armando Maradona.
Desde la fecha inicial del certamen, cuando superó de visitante por 3 a 1 al que se consideraba en ese momento el mejor equipo de Sudamérica, River Plate, hasta el último partido para clasificar a la final, cuando vapuleó a San Lorenzo por 4 a 1. Dos a los que le dicen «grandes» cayeron a los pies de muchos pibes humildes del ‘Taladro’, que sueñan en consagrarse como grandes. Sí, como grandes jugadores por ganar un título.
De ese modo lo expresó Emanuel Coronel, quien con mucho esfuerzo se ganó la titularidad. «Lo merecemos más que nadie, por la entrega, por la actitud, por el hambre y porque nos desbordan las ganas de demostrar que estamos para pelearle a cualquiera. Más que orgulloso por este grupo y este club. Vamos Banfield carajo!!!», escribió el lateral derecho, de 23 años, en sus redes sociales.
Giuliano Galoppo (21) fue otro que posteó: «Felicidad inmensa por llegar a la final! Vamos por el último paso». Una de las figuras y goleador del equipo junto a Agustín Fontana, con 5 tantos cada uno, ya dejó ser el hijo de Marcelino Galoppo (mediocampista también que se destacara en los 90 en Racing, de Córdoba; Deportivo Español y Quilmes) y brilla por sus propias cualidades.
El ‘Chino’ Fontana (24), el otro goleador, se ganó su lugar al reemplazar al lesionado Luciano Pons al comienzo de la competencia y tuiteó: «Feliz de pertenecer a este grupo que nunca baja los brazos. Un paso más para el objetivo. No ha sido en vano imaginar que el día llegaba… El tiempo enseña nuestro andar y de tanto caminar me olvidaba de pensar que me esperabas… Un paso más Taladro».
El plantel de Banfield está integrado por mayoría de jugadores jóvenes de 18 a 25 años, aunque cuenta con algunos experimentados como Jesús Dátolo, Jonás Gutiérrez, Luciano Lollo y Fabián Bordagaray para conducirlos.
Al volante Juan Pablo Álvarez ya no le gusta que se hable de Banfield como un equipo de pibes, de juveniles, «porque somos varios los que ya tenemos entre 24 y 25 años y con muchos partidos en Primera».
A todo esto está el «padre de la criatura», el entrenador Javier Esteban Sanguinetti, que también la peleó desde chico en Banfield hasta terminar siendo el jugador que más partidos defendió la camiseta verde y blanca, con 425 presencias. Como defensor, Sanguinetti logró dos ascensos -1993 y 2001- y como ayudante de campo de Julio César Falcioni participó del título logrado en el torneo Apertura 2009, al margen de los otros conquistados con ‘Pelusa’ en Boca -Apertura 2011 y Copa Argentina 2012-.
Cuando el vestuario explotaba con los festejos tras la goleada a San Lorenzo y la consiguiente clasificación a la final, el DT trató de poner paños fríos al desborde porque «todavía no ganamos nada». «Confío plenamente en lo que tengo, llegamos a la final y haremos todo lo posible para ganarla», agregó después, dándoles un voto de confianza a sus dirigidos y una esperanza al pueblo banfileño de que es posible «soñar a lo grande».
Los del sur ya tienen un antecedente muy positivo ante otro que catalogan de «grande», Boca, el rival del próximo domingo. La primera estrella que luce Banfield la ganó en la Copa de Honor de 1920, cuando se impuso por 2-1 en la final ante Boca con goles de Bernardo Pambrún y Adolfo López (Marcelino Martínez descontó para el Xeneize).
De aquel campeonato de la era amateur participaban todos los equipos de la Asociación Argentina de Football (AAF) -anterior a la actual AFA- y dos equipos clasificados de la Liga Rosarina. Pasaron 100 años y, al igual que en esta Copa Maradona, el torneo se definió al año siguiente: aquella final se jugó el 30 de enero de 1921.
La otra final por un título en Primera División que jugó Banfield en su historia fue la de 1951, en la que perdió ante Racing por 1-0, con un recordado golazo de Mario Boyé.
De aquel conjunto, el único jugador que vive, el puntero derecho Miguel Ángel Converti resaltó desde Mendoza que, a pesar de tener 92 años, «sueña como un niño que Banfield pueda lograr su tercera medalla».
Por el crecimiento personal, jugadores del plantel como el delantero Agustín Urzi y los volantes Martín Payero y Galoppo están en la mira de clubes del exterior. El lateral izquierdo Claudio Bravo se sumará al Portland Timbers, de la MLS de Estados Unidos, cuando termine la competencia y también podría irse Fontana, por el que mostró interés Pumas UNAM, de México.
Por el hambre de gloria y porque el plantel es consciente de que está al nivel de los mejores, no es utópico que Banfield sea como un chico que sueña con ser grande. En ese sueño, el mejor regalo que podría recibir para festejar los 125 años de su fundación, que se cumplirán el próximo jueves 21, sería quedarse con la primera Copa Diego Armando Maradona.