
Científicos e investigadores temen por “fuga de cerebros”
El pasado jueves, trabajadores autoconvocados del CCT Conicet-Cenpat se congregaron en el Muelle Luis Piedra Buena, en virtud de la presencia del Buque Oceanográfico Puerto Deseado, perteneciente al Conicet, donde alrededor de unos treinta trabajadores con carteles replicaron el pedido para que no sus investigaciones y las de otros no sufran la serie de recortes dispuestos desde el Gobierno Nacional en materia de “Ciencia y Tecnología” (CyT).
Distintas manifestaciones ya habían tenido lugar el pasado 26 de octubre, cuando el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Federico Sturzenegger, participó del acto de presentación de la nueva serie de billetes de 200 pesos, en el Ecocentro; allí, el propio gobernador del Chubut, Mario Das Neves, se había referido a la situación actual de los científicos y había solicitad celeridad y responsabilidad con respecto al abordaje de la investigación en el área de Ciencia y Tecnología.
La próxima semana, el Congreso de la Nación votará el Presupuesto Nacional 2017, que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados, y en su versión actual, el implica un recorte cercano al 20 por ciento para la Ciencia y Tecnología del país.
Reducción de investigadores
Sin embargo, a pesar de las modificaciones que se realizaron en la Cámara de Diputados de la Nación respecto del presupuesto original, el cual se aumentó casi 1.300 millones de pesos y modificó dos artículos, los trabajadores del Cenpat indicaron que dicha cifra no necesariamente garantiza las condiciones mínimas para que la Ciencia y Tecnología argentina continúe funcionando como lo hizo durante los últimos años.
“La propuesta actual de presupuesto no sólo será incapaz de financiar los proyectos e institutos, sino que, además, encamina el sistema científico hacia una reducción del número de investigadores que ingresan anualmente al organismo”, mencionó al respecto el investigador del Cenpat, Juan Emilio Sala.
Promoción de la industria
En este contexto, los autoconvocados elevaron un petitorio a los senadores de la provincia del Chubut para que puedan trasladarlo al Senado de la Nación, y en dicho contexto, “con el mismo, adjuntamos tres informes realizados por especialistas que demuestran la gravedad del ajuste”, consignó Sala, agregando que “es necesario un aumento de al menos 3.100 millones de pesos para poder alcanzar las condiciones mínimas de funcionamiento como las que tuvimos este año”.
Dicho número, “si bien es alto para el sector científico tecnológico, representa menos del 0,2 por ciento del Presupuesto Nacional 2017”, precisó.
“Los senadores de nuestro país aún están a tiempo de evitar el inicio de la destrucción del sistema científico que tanto esfuerzo ha costado conseguir y sostener en el tiempo”, indicaron los trabajadores a través de un comunicado, agregando que “en el nuevo escenario mundial, es imperativo apostar a que el sistema científico nacional resuelva las necesidades de nuestro país” y que “queremos seguir apostando a una ciencia que promueva la industria nacional, las exportaciones de alto valor agregado y un mejoramiento de la calidad de vida de los argentinos”.
Cinco investigadores por cada mil habitantes
Por otra parte, los científicos sostuvieron que “estudios de nuestra plataforma marina patagónica, asesoramiento en materia pesquera y de maricultura, gestión de riesgos ambientales, prestación de servicios forenses de máxima calidad, preservación del Patrimonio natural y cultural, la reconstrucción identitaria e histórica de la sociedad chubutense y el trabajo diario y mancomunado con los municipios, son solo un puñado de los programas que llevamos a cabo desde nuestra institución y que se ponen en riesgo”.
Sobre esta línea, anticiparon que “este recorte es incompatible con el cumplimiento del Plan Argentina Innovadora 2020, en cuya elaboración participaron centenares de instituciones y colegas, incluyendo, por supuesto, al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva” y que “este plan, que busca que nuestro país pase de tener tres a contar con cinco investigadores por cada mil habitantes de la población económicamente activa, no podrá cumplirse; es una estafa para las nuevas generaciones de científicos en formación y abre inexorablemente las puertas a una nueva fuga de cerebros”.
Fuente: El diario de Madryn.