9 - febrero - 2017

Afirman que los migrantes senegaleses no llegan al país pensando en radicarse

 

EN SU MAYORÍA VIENEN COMO REFUGIADOS QUE ESCAPAN DE CONFLICTOS ARMADOS EN ÁFRICA

La antropóloga y especialista en fenómenos migratorios, María Luz Espiro, dictó una charla en el Centro Nacional Patagónico (CCT Cenpat-Conicet) el pasado miércoles, a las 17 horas, con el objetivo de abordar un proceso complejo que ha tenido lugar en distintos puntos del país durante los últimos años.
El director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas, Rolando González José, sostuvo que el objetivo de la charla fue abordar “problemáticas que, desde el Instituto, percibimos, las cuales a veces se tratan con cierta ligereza y sin el adecuado conocimiento de fondo que existe sobre la materia, y que tiene que ver con cuestiones sensibles, humanitarias y sociales, como lo son las cuestiones referidas a las migraciones” y agregó que “sabemos que se trata de un fenómeno continental, desde (Donald) Trump, pasando por México, Brasil y la Argentina, y es un tema que recurrentemente se pone en el candelero, por lo que creemos que es nuestra responsabilidad social comunicar las investigaciones que se hacen seriamente sobre estos temas, y no quedarnos reteniendo ese conocimiento dentro del laboratorio, sino ponerlo a disposición de la gente”.
Recientemente, inspectores de la delegación local de la Dirección Nacional de Migraciones realizaron un procedimiento, con el objetivo de constatar la regularidad y la documentación de aquellos ciudadanos provenientes de Senegal que se encuentran residiendo en la ciudad de Puerto Madryn, donde desarrollan sus actividades comerciales mayormente en la zona del frente costero.

En busca del destino

La licenciada Espiro es especialista en lo referido a las migraciones senegalesas recientes al país, específicamente con las trayectorias laborales y gestacionales, desde la región metropolitana de Buenos Aires y La Plata, hacia la Patagonia costera; durante la exposición, se buscó analizar los motivos por los que la población de Senegal ha arribado, desde hace varios años, a la ciudad de Puerto Madryn, “contextualizando el perfil demográfico general de esta población”, según indicó.
Sobre este punto, explicó que “la mayor parte del año, los migrantes que llegan aquí se dedican al comercio, ya sea el ambulante o bien algunos que han podido alquilar un local para comercializar el mismo tipo de productos, o bien están quienes se emplean en otro tipo de trabajos, y en el verano, lo que sucede es que merma la población de las ciudades, que es un poco la dinámica general de las grandes ciudades del país, baja el flujo de transeúntes en la calle y eso impacta de manera directa en su trabajo”.
De este modo, “se empiezan a reubicar, buscando otros destinos posibles, y la realidad es que la Ciudad de Buenos Aires y las zonas costeras o veraniegas de la provincia de Buenos Aires, están un poco colmadas de vendedores en general; ellos mismos dicen que vendedores africanos hay muchos, y eso es, en parte, lo que los lleva a buscar nuevos destinos migratorios, como el sur del país”.

Decomiso de mercadería

Consultada respecto de las diversas denuncias realizadas tiempo atrás en relación a casos de vejaciones policiales y discriminación hacia los senegaleses, Espiro sostuvo que “ha habido algunos casos de situaciones de enfrentamiento o episodios difíciles con los migrantes senegaleses en particular, y por ahí organismos de control como las inspecciones generales municipales; por ejemplo, frente a no haber tramitado el permiso de venta en el momento adecuado, tal vez les decomisan su mercadería o no permiten la venta de ciertos productos, específicamente, y al observar que dichos productos se venden, se los retiran”.
A su vez, “en general, lo que también comentan los migrantes y una de las razones por las que eligen Puerto Madryn es que hay un buen trato con los organismos de control, un mejor trato, por lo menos, en relación a otros lugares de trabajo, y eso es también lo que a ellos les permite trabajar en condiciones de mayor seguridad y tranquilidad”.

Vida en comunidad

Sobre la organización de los migrantes y su arribo a la ciudad costera, la licenciada mencionó que “es un viaje que les lleva un tiempo de planificación considerable, porque deben juntar un dinero importante para poder trasladarse para la compra de mercadería, ya que es una compra grande que se hace para venir hasta acá; recientemente me comentaba uno de ellos que, en caso de quedarse sin mercadería en Puerto Madryn, por ejemplo, no está en condiciones de volver a Buenos Aires, precisamente al barrio de Once, que es donde mayormente compra la mercadería para reponerla”.
Consecuentemente, “ese punto de la planificación hasta la compra de pasajes y demás, demanda una planificación grande y, en general, el hecho de que sean personas que comparten su vivienda y se manejen juntos trabajando, tiene que ver con dinámicas de seguridad propias; la vida en comunidad es importante, la solidaridad de la misma también, no solo aquí sino en cualquier país que no sea propio y hacia donde se mueva un migrante”.

Derribando mitos

Uno de los grandes mitos que gira en torno al flujo migratorio de senegaleses hacia distintos puntos del país es que dicha población proviene de “zonas calientes” o regiones donde se desarrollan conflictos armados y priman las guerrillas.
Sin embargo, la antropóloga aclaró que “en torno a eso hay algunos mitos, y esa es la imagen general que se tiene de África, con los estereotipos de un continente en guerra o pobre, del cual las personas huyen, pero la realidad es que eso en Senegal no ocurre, no es un país de esos conflictos ‘interétnicos’, como suele decirse; sí hubo en la región de Casamanza, que es una región separatista, conflictos civiles hasta el 2004, cuando terminaron, y eso hizo que los primeros migrantes de Senegal salieran y migraran buscando refugio por tales motivos, pero en general, es uno de los países más estables de África”.
En este orden, remarcó que “el hecho de migrar tiene que ver con otros factores, por ejemplo, para mantener a la familia, porque se sabe que tienen mayores posibilidades de ganancia afuera que en el propio país, pero también hay toda una estructura de la migración donde la misma genera más migración, las migraciones se organizan en forma de redes migratorias y siempre se tiene un pariente, amigo o vecino que viajó, y eso genera expectativas; en el horizonte de posibilidades está el hecho de migrar como camino a seguir”.

La puja por poder trabajar

Otra de las versiones que suele circular de manera popular es la de una organización que nuclea a dichos migrantes en lo que respecta al comercio: “Eso se debe descartar de lleno, porque lo cierto es que hay mitos en torno a las ‘mafias’ y demás, pero esto no es así; cada migrante trabaja por cuenta propia, es su propio jefe, y en todo caso, la organización aparece conteniendo situaciones frente a los decomisos de mercadería, donde siempre hay un compañero dispuesto a prestarle a otro mercadería para que pueda continuar trabajando, y en ese sentido, podemos pensar en organizaciones solidarias, donde también hay conflicto, como en toda organización social”.
En cuanto a la perspectiva de trabajo por parte de los migrantes, en virtud del conflicto suscitado en el barrio de Once de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Espiro explicó que “siempre que hay momentos de conflicto, después llegan momentos de calma, acá también pasó eso y la perspectiva de ellos es tratar de seguir negociando para poder estar en el espacio público, ya que las alternativas siempre son ofrecerles un espacio para trabajar todos juntos, lo cual tampoco tiene demasiado sentido, dado que venden todos más o menos los mismos productos, algo que haría a dicha metodología inviable (económica y comercialmente)”.

Con la idea de regresar a su país

La expectativa de los migrantes es importante. “Hay lógicas de movilidad muy dinámicas, donde ellos se están moviendo constantemente, si el trabajo o la venta ambulante no funciona en el lugar donde está, siempre se va a buscar otro destino donde poder vender, porque es a lo que ellos se dedican y, como ellos mismos dicen, es lo que saben hacer”.
También, “hay que mirar en otro lado y, tal vez, es la sociedad receptora la que pone algunas trabas para que accedan a otro tipo de trabajos”, indicó la especialista, agregando que “la documentación que ellos tienen, ya sea el DNI o la precaria, los habilitaría a acceder a otro tipo de trabajos, pero no siempre el empleador los va a tomar, esto tiene que ver con una sociedad racista, que a veces se niega como tal, pero lo es”.
La idea de migrar “se piensa para una etapa de la vida; la idea del migrante senegalés siempre está en regresar, en el ‘retorno definitivo’ a su país de origen, y en esta etapa de su vida ellos apuntan a trabajar, a juntar dinero, enviarlo a su familia, y también tener algún tipo de trabajo que les permita mantenerse en su vejez”.
En cuanto a la preparación académica y la educación de los migrantes, Espiro sostuvo que “en líneas generales, el perfil de (los migrantes senegaleses en) nuestro país, según estudios de campo, apunta a personas que no han terminado estudios secundarios, algunos sí tienen estudios primarios, y lo que sí tienen es otro tipo de tránsito por las denominadas ‘escuelas coránicas’; allí, el sistema educativo formal son las escuelas francesas o el ‘liceo’, como se lo conoce, al cual no todos acceden, pero en definitiva son las escuelas coránicas las que le dan la formación del tipo religiosa, que también es un factor importante para entender la espiritualidad que motoriza su trabajo arduo, su sacrificio y su dinámica de migrar de manera constante”.

Fuente diario de madryn